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    ¿A qué es debida la cefalea tensional?

    Algunas de las causas más comunes para el dolor de cabeza tensional recurrente son psicológicas: el estrés, la depresión o la ansiedad son motivos frecuentes, aunque también puede aparecer después de un traumatismo craneal debido, por ejemplo, a una caída, un golpe o un accidente. En todos estos casos puede producirse tensión muscular en la cara, el cuello y los hombros que desemboca en la cefalea tensional.

    Otros casos puntuales pueden producirse por largos periodos de actividad en los que mantenemos la cabeza en una posición fija como, por ejemplo: leer, trabajar con el ordenador o los trabajos minuciosos con las manos. También puede ser causado por haber dormido en una mala posición o por haber cogido frio por la noche.

    ¿Cómo combatir el dolor de cabeza tensional?

    Muchas personas encuentran alivio de su cefalea tensional con un masaje del cuero cabelludo, cuello y hombros.

    Las duchas o baños fríos o calientes y descansar en una habitación tranquila con un paño húmedo sobre la cabeza también pueden producir mejorías. Cada persona puede encontrar a través de la práctica cuáles de estos remedios son mejores para su caso.

    Cuando las causas del dolor de cabeza tensional es el estrés es importante encontrar técnicas de relajación que nos ayuden a manejar estas emociones: los ejercicios de relajación, el yoga, la meditación, el tai-chi, los estiramientos, la natación o el deporte en general pueden ayudarnos en este caso. Así como solicitar ayuda psicológica.

    Algunos medicamentos pueden ayudar a reducir el dolor, pero es importante consultar con un médico o farmacéutico si tomamos estas medicinas más de dos veces por semana. Pues, paradójicamente, un abuso de analgésicos podría ser también la causa del dolor de cabeza tensional.

    Prevenir el dolor de cabeza tensional

    Para prevenir este tipo de dolor de cabeza, lo mejor es aprender a gestionar la ansiedad y el estrés. Como decíamos la práctica de algún tipo de ejercicio puede ayudar y también podemos consultar con nuestro médico o psicólogo técnicas de relajación.

    Por otra parte, conviene revisar cómo dormimos, si la postura o la almohada son las adecuadas, si hace frío en la habitación o solemos destaparnos, si apretamos la mandíbula o rechinamos los dientes.

    Son variados los aspectos de un mal descanso nocturno que pueden desembocar en una cefalea tensional. E incluso puede ser el mismo dolor de cabeza el que nos impida dormir.

    En el caso de que una mala gestión emocional o el estrés sean las que desencadenan nuestra cefalea tensional y perjudiquen nuestro sueño, puede ser beneficioso que consultemos con nuestro farmacéutico sobre la posibilidad de tomar un complemento alimenticio natural.

    Articulo tomado de naturalmentekneipp.es